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miércoles, 12 de junio de 2013

Haciendo las maletas

Parece increíble que mi estancia Erasmus esté a punto de terminarse. Esta es mi última semana en la residencia y la cuenta atrás ya se acerca rápidamente a su fin. Nunca pensé que se pudieran acumular tantos recuerdos en una habitación que apenas ha sido mía nueve meses. La corbata de mi primer trabajo, varias (muchas) entradas de conciertos, fotos, una colección enorme de gorros y bufandas, copias de CVs y un largo etcétera.

Ha sido un año inolvidable, y me alegro de todas las experiencias que he tenido, tanto de las buenas como de las malas. Las malas me han ayudado a madurar y aprender a valerme por mí misma. Las buenas vivirán para siempre en mi memoria.



York
York
Bath




























Me ha nevado, llovido, granizado y todo a la vez. He bailado con los Beatles de fondo en The Cavern Club. He paseado por las antiquísimas murallas de York. Me he enamorado de las calles de Bath y de su elegante historia.

He cocinado intentado cocinar una tortilla de patatas por primera vez. Mejor no preguntéis cómo terminó el plato las dos veces que lo intenté. Por suerte, ese fue de los pocos almuerzos que salieron mal. A lo largo de este año he aprendido a cocinar platos nuevos y diferentes.












He saltado, conocido y cantado a coro con mis grupos favoritos. He podido disfrutar de más de una buena e inesperada conversación, y he podido comprobar que muchos de los integrantes de los mismos son personas muy normales y sencillas.








He hecho amigos de cada rincón del planeta e incluso algunos de mi tierra natal han venido a verme. He echado de menos a mi familia y mis compañeros de la universidad, pero he tenido la oportunidad de conocer gente nueva aquí y de pasar un año inolvidable con ellos.

He disfrutado un año entero de una ciudad tan grande y cosmopolita como Manchester, aunque por suerte se puede escapar con facilidad del ruido del tráfico y las luces.

Llegué sin tener ni idea del acento británico del norte, pudiendo entenderme a medias con los ingleses y me voy contentísima de mi progreso y del nivel alcanzado.

Y ahora, haciendo las maletas, me da la sensación de que este curso ha volado, de que ha terminado mucho antes de lo que debería. Me vine a Inglaterra con temor y entusiasmo por vivir mi Erasmus. Me voy contentísima de haber podido disfrutar de este curso y esta experiencia. Este ha sido, sin duda, un año que se quedará para siempre en mi corazón.